CAVE CANEM significa en latín “cuidado con el perro”. Esta expresión hace referencia a una antiquísima relación entre el perro y el hombre. Aparece en un mosaico de Pompeya como advertencia y nos indica que ya vivíamos en el ámbito doméstico en época romana.
“Decidí llamar a mi perro Picasso para tener la compañía de este gran pintor, aunque sólo fuera de nombre, pero con el tiempo cambió tanto de significado que ahora cuando dicen Picasso pienso primero en mi perro y después en el pintor.
Al ser mi primer compañero perruno todo me sorprendía. Con el paso del tiempo nació la divertida necesidad de poner voz a sus pensamientos. Como buena Historiadora del Arte busqué información en ese sentido pero todo lo que encontraba era trivial y superficial. ¿Cómo es posible vivir con un lobo en casa y sentirse a salvo?»
“Decidí llamar a mi perro Picasso para tener la compañía de este gran pintor, aunque sólo fuera de nombre, pero con el tiempo cambió tanto de significado que ahora cuando dicen Picasso pienso primero en mi perro y después en el pintor. Al ser mi primer compañero perruno todo me sorprendía. Con el paso del tiempo nació la divertida necesidad de poner voz a sus pensamientos. Como buena Historiadora del Arte busqué información en ese sentido pero todo lo que encontraba era trivial y superficial. ¿Cómo es posible vivir con un lobo en casa y sentirse a salvo?"
"Cave Canem es una oportunidad única para ladrar sobre nuestra convivencia con los humanos y lo difícil que es vivir alejados de la naturaleza rodeados de ruido, asfalto y edificios. Somos una generación que vive con humanos concienciados de los beneficios que aportamos a la sociedad y por ello debemos mostrar modales exquisitos para abrir camino a futuras camadas que puedan viajar en transporte público o sentarse al solete en una terracita. Concienciar de que podemos ser educados cuando nos lo piden; que hacemos todo lo posible por comprenderles y por hacernos comprender. Todo ello sin dejar de ser perros.
«Cave Canem es una oportunidad única para ladrar sobre nuestra convivencia con los humanos y lo difícil que es vivir alejados de la naturaleza rodeados de ruido, asfalto y edificios.
Somos una generación que vive con humanos concienciados de los beneficios que aportamos a la sociedad y por ello debemos mostrar modales exquisitos para abrir camino a futuras camadas que puedan viajar en transporte público o sentarse al solete en una terracita.
Concienciar de que podemos ser educados cuando nos lo piden; que hacemos todo lo posible por comprenderles y por hacernos comprender. Todo ello sin dejar de ser perros.
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