Imagen de portada: Perro nadando y canoa, 1979, Alex Colville
Con Alex Colville sucede lo mismo. Fue un artista canadiense (1920-2013) con una obra llena de representaciones caninas. Amaba a los perros y siempre convivió con ellos. En sus obras los perros tienen un lugar privilegiado. Los retrataba como seres ajenos a toda maldad, inocentes y puros en contraposición a la esencia violenta del ser humano (el artista estuvo presente en el continente europeo durante la II Guerra Mundial).

La inclusión de los perros en sus obras choca directamente con la representación que hace del ser humano. Para Colville, los perros ofrecían serenidad, estabilidad, calma, amabilidad y cotidianidad. Los consideraba una verdadera cura para el alma. Y de los hombres destacaba su desconcierto frente a la naturaleza peligrosa de su ser, su aislamiento, su soledad y en esencia, la pérdida de su inocencia después de comprobar, durante la guerra, las atrocidades de lo que era capaz de hacer.
Por ello podemos decir que sus obras no son solo pictóricas sino también filosóficas: a través de ellas reflexionaba sobre la naturaleza del ser humano.



Mitos de la Mundanidad
Perro y cepillado, 1991. Alex Colville.
A simple vista podría parecernos que sus obras son simples y superficiales pues se centra en escenas cotidianas. No pinta temas grandilocuentes. Son más bien escenas asépticas. Sin embargo, a través de la cotidianidad de sus pinturas, uno puede sentirse más cerca de los temas representados y adentrarse más fácilmente en el mundo interior del artista.
En esta obra vemos a un hombre (el propio pintor) cepillando a su perro con esmero. El perro está quieto mientras el hombre lo sujeta con cariño al mismo tiempo que, totalmente absorto, pasa el cepillo por su lomo. Esto sucede en un ambiente casero con una chimenea detrás. Punto.
¿Te has fijado, además, en que el perro nos mira directamente? ¿Por qué nos está mirando?



Para mí es una invitación a participar de la escena. ¿Cuántas veces habremos realizado nosotros mismos esa tarea dentro de casa? El simple acto de cepillar a tu perro y asearlo es una tarea sencilla, basada en una confianza mutua; es un momento de intimidad entre dos especies que pertenecen a la misma Naturaleza y que, sin embargo, son tan diferentes en esencia.
Colville usa la figura del perro en sus obras para hablar de la parte más bondadosa del ser humano: cuando se trata de cuidar a otro ser vivo.
A pesar de la sencillez de la obra, esta escena tiene mucha chicha. Podría decirse que es una pintura hiperrealista debido a la minuciosa representación de las figuras, pero está muy lejos de ser así. De hecho, todas sus imágenes tienen un no sé qué muy diferente a la realidad.
MIAU
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La mirada del perro es la que te retiene para que mires la obra más atentamente.
Su capacidad de observar en los animales un alma similar a la nuestra le llevaron a crear preciosas imágenes como ésta, de una vaca mirando la luna. Pero no es una escena común, sino que más bien parece una vaca sabia, que disfruta del tiempo en compañía de la luna mientras reflexiona apaciblemente en la oscuridad.



🤩🐄 Me encanta esta imagen, me parece de una exquisita sabiduría Natural.