
¿Qué ves a simple vista?
Pablo Picasso, 1959
La puerta de entrada a esta pintura es sólo una pregunta: ¿qué es lo que estoy viendo? Seguramente coincidiremos en: Una forma blanca moteada que parece la figura de un perro; una cosa grande morada difícil de identificar y un fondo plano partido en dos, la parte superior verde y la inferior granate.
La figura blanca es fácil identificarla con la de un perro, pero el mamotreto morado es complicado al no tener ningún referente para compararlo. A cada persona le sugerirá una cosa diferente según sus experiencias. En mi cofre interno de referencias encuentro estas tres opciones:
1ª Opción
La fachada de Petra de la película de Indiana Jones



Pista poco probable: la película no se había rodado todavía. Aunque Picasso podría haber visto una fotografía de esta fachada.
2ª Opción
Un dolmen de carácter funerario



Un megalito de varias losas con significado funerario. Un mausoleo primitivo. Picasso estuvo interesado por el arte primitivo… quién sabe.
3ª Opción
Un mueble cutre con pretensiones



Me recuerda a un feo y viejo mueble de mi casa de estudiantes lleno de toscas molduras y hecho de madera muy mala.
Como tengo serias dudas en cuanto a la identificación del mamotreto morado busco más pistas en la propia obra. Los colores del fondo no me sugieren ningún espacio exterior y mis dos primeras hipótesis – el dolmen y la fachada de Petra – están en el exterior. Además, la figura del perro me lleva al ámbito doméstico, por lo que decido -para mí misma-, declarar la forma morada algún tipo de mueble.



Con las pistas recabadas hasta ahora podemos recapitular: vemos una figura blanca de lo que identificamos con un perro; un mueble monstruoso y un fondo sin apenas detalles. El mueble morado y el perro destacan sobre el fondo, y de estos dos elementos, el perro gana protagonismo por estar en primer plano.
Hasta aquí la Búsqueda del Tesoro -o hilo mental que he seguido- con mis referencias. Sin duda cada uno hará sus propias conexiones y llegará a diferentes conclusiones según sus experiencias particulares (ni qué decir que todas válidas).



Perro, el dálmata
Fotografía de Edward Quinn, 1961
Pablo Picasso disfrutaba de la compañía de todos los animales. Llegó a tener loros, peces, lechuzas, cabras, palomas, gatos y perros. Su belleza natural era tan apreciada por el pintor que los plasmó en todo tipo de soportes: cerámicas, dibujos, grabados, pinturas, esculturas…
El dálmata que aparece en esta obra se llamaba Perro y fue el modelo de una serie de pinturas que realizó en el castillo de Vauvenargues, en 1959. El artista, cansado de su pérdida de privacidad, compró este castillo del siglo XIV situado en las laderas del Mont Sainte-Victorie (dónde también se había inspirado Cezanne para sus paisajes).
Perro se sintió inmediatamente cómodo en este ambiente. Desaparecía entre los extensos terrenos y aparecía de nuevo frente a la puerta a la hora de la cena. Vaya… qué oportuno, ¿verdad? 🙄😁🐶
El castillo de Vauvenargues era austero, señorial y de techos altos. En la habitación que Pablo Picasso escogió para su taller había un mueble espectacularmente ornamentado que llamó de inmediato su atención.
2- Aparador de Vauvenargues, boceto en carboncillo, 1959. Pablo Picasso
¡Ajá! 🧐🕵️♀️ Ya cuadran las pistas recabadas: esa gran mancha morada de la pintura era un mueble del castillo que estaba en el taller del artista. Además, tenemos la suerte de que existan variaciones de la obra: ahora podemos regodearnos en nuestro descubrimiento.



Perro y Picasso
Le buffet de Vauvenargues, 1959. Pablo Picasso.
MIAU
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