Si observamos la escultura, aunque no sepamos nada de ella, podremos tener cierta información:

Se trata de una escultura monumental en la que hay dos figuras: un hombre musculoso, tapado apenas por unas pieles, que agarra el cuello de una de las tres cabezas de lo que parece un perro monstruoso. Está sobre un gran podio y adosada a la fachada de un elegante palacio.
La escena en su conjunto parece una lucha heroica entre ambos seres, con la supremacía indiscutible del hombre frente a la bestia. El perro está en el aire, sujeto por el hombre, mostrando una actitud de impotencia e indefensión. No obstante, existe cierta sensación de peligro al observar cómo dos de las tres cabezas de la bestia se revuelven con fiereza. Si no fuera por la determinación del hombre quizá ésta podría echársenos encima.


Cuando en el arte de una época se muestran muchos aspectos desordenados, desequilibrados y dramáticos, suele coincidir con una época de cambio. Esta escultura es de principio del siglo XVIII, un periodo que en arte denominamos Barroco. Así como la sociedad cambia y evoluciona, podríamos decir que nosotros como individuos también hacemos un reset o cambiamos de estilo. El arte está ligado profundamente a los cambios del ser humano. El barroco corresponde a una época que rechaza el clasicismo del Renacimiento. Se prefieren los grandes dramas, las figuras en movimiento y tensión. Y las líneas diagonales y las espirales se usan preferentemente en las composiciones.



¿Quiénes son estos dos personajes?
Hércules y Cerbero. Lorenzo Mattielli. Fotografía de Mike Woolley
MIAU
Este contenido solo está disponible para invitados.
---------------------------
Si tienes una invitación accede con tu cuenta de usuario: